sábado, junio 02, 2007

Trueno

Hace mucho frío, y estoy pegada al lado de la estufa.
De repente la ventana pareciera que no va a resistir el viento. No es que el viento sea mucho, pero la ventana no se siente muy fuerte.
De repente sentí un rebotón de luz afuera. Mis cortinas estaban cerradas (según yo, para proteger un poco más) y la luz entró igual al frío oscuro del departamento.
Después la tierra sonó fuertísimo.
No sé si enojada o sólo despertando. Hace mucho no la escuchaba.
Un trueno tremendo me remeció y fue rico. Fue vivo. Miré para afuera y se sentía un silencio cauteloso. Expectación. Todo inmóvil. Todo aparentemente tranquilo. Mis vecinos también se asomaban de a poco en las ventanas. Movimientos mínimos. Como avergonzados de sobrellevarse por la naturaleza.
Les dí más crédito a mis ventanas débiles. Las sentí nuevamente resistiendo. De ahí otra luz, relampagos varios. Un trueno fuerte nuevamente. Cerré la cortina. Me alegré de pensar la tierra viva. No quería mirar por la ventana. Quise salir a compartirlo en el suelo mismo. Fuii a buscar zapatos y chaqueta. En la ventana piedritas empezaron a sonar y eran blancas.
Nostalgia de mi casa en el sur.
No quise salir. Más de alguien saldrá a celebrar o se encerrará indignado de cómo transforman todo en farándula. En Santiago que esto pase parece no ser común. Se comentará.
A quién le corresponda le va a tocar hacer alardes de la situación.
Me quedé en la pieza tomando cafecito caliente.
Yo quedé feliz con el trueno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó tu narración del trueno, con reminiscencias de tu casa en el sur.